Manual Operativo de la Pastoral Familiar

Queridas comunidades parroquiales y sus pastores:

Con agrado les presento la nueva edición del Manual Operativo para la Pastoral Parroquial, el cual es fruto de un largo proceso de consulta, revisión y reflexión, realizado por diversos agentes y ámbitos pastorales. Retoma lo esencial de la primera edición (2004), la enriquece con la experiencia de los úl- timos años y sitúa el contenido en la línea de la renovación misionera.

Expresa nuestro anhelo de que cada parroquia se convierta en un ambiente de relación personal, cer- cana, capaz de acoger e ir al encuentro de todos, dando testimonio de misericordia y amor fraterno. Buscamos que asuma un rostro misionero, donde su pastoral habitual se centre en la realización del proceso evangelizador con sentido catecumenal, ya propuesto por el II Sínodo Diocesano como cami- no de renovación misionera; que priorice el testimonio, el diálogo y la encarnación para comunicar la Buena Noticia a los habitantes de la Ciudad.

El Manual Operativo quiere ser una propuesta que apoye a las parroquias a asumir las prioridades se- ñaladas en las Orientaciones Pastorales 2014. Apunta hacia la pastoral orgánica, elemento motivado por el II Sínodo y poco asumido en la práctica pastoral. En la presente etapa del caminar diocesano queremos darle un impulso especial; requiere que los programas diocesanos prioritarios se realicen con la participación de las instancias de coordinación en los niveles diocesano, vicarial, decanal y parroquial, con la interacción de las Vicarías Funcionales y los equipos específicos de las diferentes Comisiones. Nos llama a funcionar como un solo organismo pastoral, de manera más intensa y diná- mica, en beneficio de la atención parroquial.

Teniendo a la formación de discípulos misioneros como eje del trabajo pastoral, la parroquia podrá to- mar un rostro misionero y evangelizador en la medida que impulse la corresponsabilidad en el anun- cio del Evangelio; prepare equipos que realicen la misión en actitud de salida, para encontrarse con las personas alejadas del influjo del Evangelio y marginadas socialmente. Ésta es una respuesta urgente en un ambiente urbano que tiende a la deshumanización, pero tiene múltiples signos del trabajo del Espíritu que debemos aprender a leer, pues alimenta en nosotros la esperanza que nunca se rompe y, así, “todos vean que una fuerza tan extraordinaria procede de Dios y no de nosotros…” (2 Cor 4,7b).

Ponemos en manos de Dios y de María de Guadalupe este subsidio. Confiamos que anime el trabajo pastoral de las parroquias. Es un recurso que debe estar abierto al enriquecimiento, para que así pue- da ayudar a generar la vitalidad que necesita la Comunidad Parroquial para servir al Evangelio en el ámbito urbano. La parroquia, Comunidad Creyente, sigue siendo uno de los principales ambientes en el que podemos constatar la evolución real de nuestra práctica pastoral. Con la confianza puesta en el Espíritu, sigamos impulsando la conversión pastoral.

+Norberto Cardenal Rivera Carrera

Arzobispo Primado de México